Poco a poco, el mundo de la cultura se va abriendo a las necesidades de diversos públicos, entre ellos, las personas con discapacidad visual. Cada vez son más comunes las audiodescripciones de audiovisuales o las visitas guiadas táctiles en exposiciones y centros de arte. Pero aún se nos hace extraño imaginar esto aplicado a las artes escénicas, más concretamente, a la danza. 

¿Cómo hacer accesible una función de danza para personas con discapacidad visual?

Manuel Caravaca Martínez es audiodescriptor. Ha trabajado haciendo guiones de audiodescripción para piezas audiovisuales, entre ellas, El buen patrón, Si yo fuera rico, Mientras dure la guerra y un largo etcétera. Recientemente, aterrizó en el mundo de las artes escénicas a través de Aptent Soluciones y el proyecto Teatro Accesible. Entre sus últimos trabajos se encuentra la audiodescripción en directo de los espectáculos de flamenco De Scheherezade, de María Pagés, y Ariadna, al hilo del mito, de Rafaela Carrasco, ambos en el 68 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.Aunque es un trabajo complicado y aún no está lo suficientemente extendido, Manuel se muestra entusiasmado por el impacto que puede llegar a tener una buena audiodescripción sobre el oyente. Sabe, de primera mano, que esta experiencia puede ser un regalo para el alma. Es devolverle a las personas invidentes un derecho del que se les había privado. Volver a construir ese canal que conecta a las personas con la catarsis de las escénicas. Y no solo son beneficiarios los usuarios de la audiodescripción, también el propio arte de la danza encuentra nuevos frentes, nuevos públicos y nuevas lecturas de la misma pieza.

Para una persona que no esté familiarizada con esta medida,  ¿Cómo funciona la audiodescripción?

Intentamos acercar el mundo de la cultura al público ciego, de la forma más amena posible. Una audiodescripción puede ser más objetiva o más subjetiva. Es decir, nombrar de manera técnica lo que sucede encima del escenario o hacer uso de metáforas y profundizar en el aspecto emocional. Para mí, lo ideal es una mezcla de ambos tonos. Hablar de la trama y explicar los pasos de forma sencilla, utilizando también la nomenclatura correspondiente.

Requiere de un conocimiento técnico por parte del audiodescriptor, entonces.

Hacemos una tarea de documentación impresionante. En mi primer espectáculo de flamenco, conté con una bailaora que me dio unas clases magistrales. A la hora de hacer una audiodescripción hay que utilizar tecnicismos, pero lo ideal es acompañarlos de una explicación de su ejecución, a través de metáforas y símiles. Por ejemplo, ‘‘bate los brazos imitando los movimientos de un ave’’. Con esta metáfora en concreto, una persona que asistió y con la que pude hablar me comentó que, por primera vez, había comprendido ese movimiento. Otro factor a tener en cuenta durante la audiodescripción es la música, el sonido en directo. Nunca hay que pisar los diálogos o la voz en off. Demasiada información puede resultar agobiante.

Hay un trabajo necesario de empatía.

Claro. A día de hoy, no hay una norma, como sí la hay en el audiovisual, para audiodescribir la danza. Tenemos que ponernos en la piel del espectador y hacerlo lo más ameno posible. Siempre se nos ha dicho que, en la audiodescripción, no hay cabida para la literatura, pero pienso que, a veces, hace falta recurrir a un lenguaje más emocional que técnico para transmitir lo que sucede durante la coreografía.

¿Suele ser satisfactoria la experiencia de los usuarios?

Normalmente, el público ciego tiene unas expectativas muy bajas. No sabe lo que se va a encontrar. ¡Y luego les sorprende la experiencia! Recuerdo un hombre que era un entendido en flamenco y le prestó el pinganillo a su acompañante. Con la audiodescripción, ella había logrado comprender pasos de flamenco que no estaba entendiendo. Esto se consigue si hay una buena preparación. Necesitamos tener acceso a vídeos de la pieza, acudir a los ensayos, documentarnos y saber defendernos con la improvisación.

¿Qué otras maneras hay de acercar las artes escénicas a las personas con discapacidad visual?

Las visitas táctiles son la mayor inmersión que puedes encontrar. Son la mejor manera de introducir al público ciego dentro de la obra, que tengan ese acercamiento previo a la función y que puedan estar en contacto con los bailarines, tocar el atrezzo, hablar con ellos. Pero las grandes compañías rara vez permiten esto

Nosotros, cuando hacemos audiodescripción, realizamos una audiointroducción previa con información básica sobre la pieza. Algunas compañías envían audiosinopsis para que las personas puedan informarse sobre la obra y decidir si les interesa asistir o no.

Intuyo que ese será otro de los problemas: cómo dar a conocer esta alternativa.

Lo primero es difundir esta medida dentro de las compañías. Generalmente, son los propios creadores los que deciden aplicar la audiodescripción a sus piezas para sumar en materia de accesibilidad. En otras ocasiones, el servicio lo contratan grandes festivales, también por políticas de accesibilidad. En el Festival de Teatro Clásico de Mérida, la pasada edición fue la primera vez que se audiodescribían piezas de danza. En muchos sitios aún no se plantea la posibilidad. Hace falta romper esa barrera.

¿De qué manera podemos seguir avanzando en cuestiones de accesibilidad? ¿Cuáles son las tareas pendientes?

Más investigación, más feedback y más sensibilización. Necesitamos saber cómo se siente el asistente, qué le funciona y qué no. Somos pioneros con este tipo de espectáculos. Aún tenemos que ajustar algunos aspectos. Pero, para eso, hace falta que se lleven a cabo más funciones accesibles donde poner en práctica todo esto.

 

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