Alejandro Lapeña es traductor de francés y portugués especializado en la traducción de textos teatrales. Este año, fue el encargado de subtitular al español las obras portuguesas “Barca do Inferno” y “Castro é, quem de si se vence” en la edición 2021 del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. 

¿Dónde estudiaste y qué tipo de textos te ha tocado traducir a lo largo de tu carrera?

Estudié traducción en francés y portugués en Granada, hice un máster y me doctoré en traducción teatral. Mi especialización es jurada y jurídica y empecé en la propia carrera con la traducción teatral. En mi penúltimo año los profesores de traducción de portugués me pidieron traducir una obra portuguesa para llevarla a escena. Así fue como me pusieron en contacto con un dramaturgo portugués, luego le traduje 3 obras más, amén de otras de otros autores, y monté un grupillo de teatro aficionado con el que íbamos a estrenar después de que empezara el estado de alarma. Actualmente subtitulo mucho para programas franceses, películas y capítulos sueltos de series canadienses como por ejemplo, “Secretos de familia”.

¿Cuál es el mayor desafío del oficio de traducir?

Yo siempre intento que el espectador pueda entenderlo todo, del mismo modo que lo hacía el original. Que transmita las partes graciosas, las referencias culturales, aunque eso algunas veces es muy difícil o directamente imposible porque tienes que saber mucho de la lengua original para entender el chiste. Por ejemplo, hay una expresión en francés que dice “tira del cordel para que la cerradura se abra”  y no vas a pillar la referencia. En Francia, esa frase es de la “Caperucita Roja” y es hiper famosa, pero en español no lo es. Mi meta siempre es intentar que el espectador pueda disfrutar la traducción del original, no complicarle demasiado la vida a la persona que lee la traducción.

Con tu amplia experiencia como traductor de obras teatrales, ¿Cuáles dirías que son las principales diferencias entre traducir un texto común y un texto teatral?

En este caso concreto, era el texto posterior a la representación. Como era un texto para sobretitulado, ya estaba trabajado. En este sentido, tengo menos libertad, no puedo hacer muchos cambios. En el caso de la obra “Castro”, la ventaja que tiene es que no está en rima, es un texto en verso que yo ya había trabajado, con lo cual fue una labor más de cotejo, ver qué ha cambiado la compañía del texto original.

“Castro” es la historia de amor portuguesa por antonomasia, cualquier portugués sabe de qué va la historia. Lo que hace António Ferreira es crear su propia versión de esta historia que fue real pero que tiene mucha leyenda. La obra ocurre en el año 1355, porque es cuando matan a Inés de Castro. António Ferreira la escribe en 1580, con lo cual hay partes que se inventa…entonces intento acercar un poco esa historia portuguesa al público español. Hay rangos que para un español choca, intentar suavizarlo y que se entienda bien. En el caso de la “Barca do Inferno” de Gil Vicente, es la obra dramática por antonomasia del siglo de oro portugués. Esta obra es de 871 versos que riman.

¿Cómo es el proceso previo de un traductor cuando se enfrenta a un texto, hay un proceso de documentación? 

Cada traductor tiene sus propias reglas…yo trabajo al revés. Primero me lanzo y después me documento. Lo voy traduciendo y después hago una labor de documentación sobre la marcha. Una vez que lo he acabado, tengo por costumbre dejar reposar el texto y ya después me informo, porque si te informas primero, tiendes a desvelar cosas que el texto no está desvelando y me quiero enfrentar al texto como si fuera un lector, un espectador original.

En la “Barca do Inferno”, hay muchísimo escrito sobre ello. Y en el caso de la historia de Inés de Castro la obra la había trabajado antes y me la sabía, es una leyenda muy típica. A mí me gusta mucho la historia y eso me jugó a favor. Yo trabajo este tipo de traducciones como los escultores, tienes primero el bloque, sobre el bloque creas un boceto y al final ya vas cincelando.

¿Cuál fue el mayor desafío de tu rol como traductor con las obras portuguesas de Almagro?

Un desafío importante fue intentar que suene a antiguo, el original de “Castro” es en verso.  Aunque la compañía utilizaba una versión en prosa, “Castro” es en verso no rimado pero sí en métrica. En tanto, la traducción de “Barca do Inferno” está rimada, pero sin respetar la métrica original. Que tenga ese soniquete antiguo, porque obviamente se dice que lo hagas como si fuese español del siglo XVI, y primero, esa gente murió hace 500 años, segundo, las recreaciones que yo pueda hacer son super artificiales. Entonces hay que jugar con ese tonito antiguo o esas palabras ordenadas de forma diferente, sin embargo, la rima a veces te obliga a cambiar cosas de sitio para que rime.

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