Aún recuerdo la primera vez que me regalaron una cajita de Lego: era una avioneta blanca y yo por aquel entonces no tendría más de seis años. Con el tiempo y a base de montar y desmontar la avioneta, descubrí que la gracia no estaba en montarla tal y como venía en el libro de instrucciones. De hecho, solía pasar bastante a menudo que los libros de instrucciones se perdían. Así que antes o después había que reconstruir las cosas tirando de imaginación.
Esta anécdota me sirve para llegar a lo que quiero contar. Hace unas semanas, Beatriz y yo estuvimos en un taller de Lego Serious Play y aprendimos lo básico sobre esta metodología para mejorar el rendimiento y los procesos de innovación en los negocios. Su objetivo principal es eliminar o reducir el efecto del Principio 80/20 . ¿Y qué tienen que ver Lego y Wilfredo Pareto? Según este principio, el 80% de las ideas vienen dadas por el 20% de las personas que intervienen en el proceso de innovación. El objetivo de Lego Serious Play es conseguir que el 100% de las ideas provengan del 100% de las personas.
Pero no se queda ahí. Esta metodología también es un complemento a la hora de expresarnos: apoya las ideas que nos van surgiendo con la construcción de un modelo mediante las piezas de Lego. Se trata de romper el hielo: comienzas a construir tu modelo e interpretas lo que ves en él. Así de sencillo.
Como pudimos comprobar, el hecho de “jugar” con las piezas de Lego ofrece un potente mecanismo para construir y trasladar ideas al resto de nuestro equipo. ¿Os imagináis cómo de complicado puede ser el hecho de representar el mundo de la accesibilidad y las nuevas tecnologías mediante piezas de Lego? Esta imagen recoge las visiones que tenemos Beatriz y yo de Aptent, después de estar toda una tarde trabajando. ¿Seríais capaces de adivinar de quién es cada modelo?
Conclusión. Está claro que jugar cuando somos niños es fundamental. Sin embargo, es algo que vamos olvidando cuando crecemos. Quizá deberíamos utilizar más a menudo ese punto de vista que teníamos cuando éramos más pequeños para tener ideas y solucionar problemas.
Por cierto, desde que empecé a jugar con la avioneta han pasado 25 años. En casa no sólo quedan piezas de aquella época; hay toda una balda completa de estantería rindiendo un pequeño homenaje a todos aquellos ratos de imaginación y construcción.
Nota: el mío es el de la izquierda.